La mesa de luz se ha convertido en un recurso educativo muy utilizado tanto en escuelas como en familias, extendiéndose a través de las redes sociales a la velocidad de la (misma) luz. Pero, ¿sabías que este material es perteneciente a la metodología educativa Reggio Emilia? Este enfoque promueve, además de muchas más cosas, la experimentación y el aprendizaje mediante la observación.
La mesa de luz lleva tres décadas ofreciendo multitud de experiencias para aprender mientras se juega. Pero no fue diseñada por Maria Montessori, como se suele creer. Sin embargo, estos dos enfoques educativos comparten algunos aspectos como el ambiente adaptado, aprendizaje a través de los sentidos, material manipulativo, etc.
Y, ¿qué beneficios me aporta?
- El primer objetivo que se busca con esta mesa es lúdico, es decir, que el niño juegue y se divierta experimentando sin ninguna intervención del adulto. Al final, aprender jugando es la mejor manera de aprender.
- Ofrece un potencial creativo y de experimentación enorme, donde el niño puede dejarse llevar por su imaginación y crear los mundos y situaciones que se le ocurran en ese momento.
- Es una herramienta que promueve la atención focalizada en la tarea que se está llevando a cabo.
- Además, potencia el asombro, estimula los sentidos, induce a la calma, fomenta la exploración y ofrece una gran versatilidad.
A quién va dirigida.
Realmente, este recurso educativo se puede utilizar en cualquier edad. Es más, a mis 25 años me llama la atención la multitud de situaciones que se pueden crear con la luz y determinados objetos.
Bien es cierto que este tipo de material suele interesar a los niños a partir de los dos años de edad, cuando tienen capacidad de aguantar más tiempo sentados haciendo alguna actividad y muestran mayor disposición por la experimentación.
El papel del adulto en este caso es el mismo que en la metodología Montessori: centrarse en observar, descubrir las necesidades y los intereses del niño y ofrecer materiales y actividades en base a ellos.
Vayamos al «hazlo tú mismo».
La mesa de luz se puede conseguir en tiendas físicas y online, pero suele ser algo costosa y no totalmente asequible para todos los públicos. Por ello, se están viendo más opciones de crear esta mesa nosotros mismos, con cuatro cositas.
N E C E S I T A R Á S :
- Mesa FLISAT de Ikea (49€)
- Caja grande de almacenaje TROFAST de Ikea (3€)
- Luces LED con mando (13,99€)
- Placa de metacrilato blanco traslúcido (11,99€)
P R O C E S O :
- Para hacer esta mesa de luz que veis aquí, lo primero que tienes que hacer es cortar la placa de metacrilato del mismo tamaño que una de las dos superficies de la mesa, con la ayuda de un cúter. Es importante que dibujéis la línea con una regla primero y que cortéis la placa colocando alguna superficie por debajo para no arañar o romper nada.
- A continuación, tienes que colocar la tira de luces LED que, normalmente, viene con pegamento, por lo que puedes ir pegándola alrededor de la caja de almacenaje.
- Por último, tienes que colocar todo en su sitio. Primero pones la caja blanca con las luces en la mesa, arriba colocas la placa de metacrilato y lo enchufas a la corriente.
- ¡Ya tienes lista tu mesa de luz! Ahora, ¡a jugaaaar!
¿Quieres otra opción?
Te voy a decir la verdad, nosotros al principio teníamos en mente hacer esta mesa de luz específicamente. Pero coincidió que el padrino de Julen le regaló una placa de luz LED para dibujo y decidimos utilizarla para nuestro propósito.
La mesa es la misma, la de Ikea, al igual que la placa de metacrilato. Lo único que cambia es la tira de luces LED con la caja de almacenaje.
Realmente da igual que opción escojas, cualquiera de las dos es mucho más barata que comprar la mesa de luz ya hecha y ofrece las mismas oportunidades para trabajar gran cantidad de aspectos a partir de la luz.
¡Y hasta aquí el post de hoy! Si tienes alguna pregunta, puedes escribirme aquí o en mi perfil de Instagram. Espero que te haya servido para aprender a hacer tu mesa de luz por ti mismo y, si te ha encantado, compártelo para que llegue a más gente.
Por cierto, ¡no te vayas sin conocer todo sobre el acompañamiento en el control de esfínteres de manera respetuosa!
Un beso grande y ¡hasta la próxima!
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