Seguramente hayas escuchado muchas historias y muchos sermones de tus padres hacia ti sobre lo bien que se portaban y el caso que hacían a sus padres los niños de antaño, y lo desobedientes que nos hemos vuelto (y cada día más) los niños de nuestra sociedad actual. Te suena, ¿verdad? ¡Pues vamos con los estilos de crianza!
QUÉ ES LA DISCIPLINA
Durante los últimos años, se han dado multitud de cambios relevantes en nuestra sociedad, los cuales pueden explicar esa nueva actitud de los niños hacia los adultos.
En primer lugar, estaría el hecho de que los adultos ya no ofrecen a los niños un modelo de obediencia, es decir, mayoritariamente, los maridos ya no someten a sus mujeres y sus hijos no adquieren ejemplos de sumisión e imposición. Este aspecto, coincidirás conmigo, es un claro caso de progreso en la sociedad, donde convivimos diferentes seres humanos iguales en dignidad y derechos (o eso debería ser). Y, sí, los niños también.
Un segundo aspecto sería que los niños actualmente no tienen casi oportunidades para aprender a valerse por sí mismos y tener responsabilidades, ya que todo les viene dado y se acostumbran a que siempre haya un adulto que cuide de él y arregle sus problemas. Esto, coincidirás también, no es algo positivo para la sociedad porque, de esta manera, las personas no aprendemos competencias sociales y para la vida y nos convertimos en seres indefensos.
Entonces, podemos concluir que hemos pasado de un enfoque familiar basado en el control excesivo a un enfoque basado en la permisividad total. Y ahora pensaréis, ‘¿pero hay otra forma de educar?’. Sí, sí la hay y vamos a ver las diferencias entre ellas ahora mismo. Pero, antes, veamos lo que significa “disciplina”.
La palabra “disciplina” es un término comúnmente mal utilizado, ya que muchas personas la emparejan con el castigo como forma de crianza. Pero, realmente, proviene de discipulus o disciplini, cuyo significado es “seguidores de la verdad, los principios o un maestro venerado”.
Y ahora dime, ¿crees que tu hijo se convertirá en seguidor de la verdad y los valores adecuados mediante los premios y los castigos? O, ¿tendrá que convertirse en una persona autodisciplinada mediante su propia motivación intrínseca? Si quieres saber un poquito más de esto, tienes un post en mi blog.
ESTILOS DE CRIANZA
Ni los estilos parentales controladores de antes ni los enfoques permisivos de ahora funcionan con los niños de la sociedad actual y aceptar eso es el primer paso para buscar soluciones a las malas conductas de estos.

Como ves en el cuadro anterior donde se compara la interacción entre adultos y niños desde los diferentes estilos de crianza, la actitud de los padres ante cada uno es totalmente distinta de las demás.
En el estilo de crianza autoritario o enfoque de SEVERIDAD, los niños no participan en la toma de decisiones sobre los aspectos familiares e, incluso, los suyos propios, simplemente se deben atener a las normas existentes y, si no lo hacen, recibirán un castigo. Con este método, los niños siempre dependen de un locus de control externo, donde el adulto tiene la responsabilidad de controlar la conducta del niño. Y esto ya sabemos que cansa y mucho.
En el estilo de crianza permisivo o enfoque de PERMISIVIDAD, los niños no tienen ninguna regla a la que acogerse, viven libremente sin responsabilidades personales ni sociales. Con este método, los niños se vuelven irresponsables, al igual que sus padres, puesto que evitan los compromisos.
En el estilo de crianza democrático o enfoque de DISCIPLINA POSITIVA, todos los miembros de la familia deciden juntos las normas que convienen a todos, así como las soluciones para los determinados problemas que vayan apareciendo. Además, habrá momentos en que el adulto tenga que hacer uso de su criterio sin la opinión de los niños y lo hará de manera amable y firme, con respeto.
DISCIPLINA POSITIVA
La disciplina positiva es un modelo de crianza basado en el respeto mutuo y la colaboración, por lo que el control y la permisividad no serían parte de él.
Con este método, los niños aprenden a colaborar en sus distintos entornos (familia, escuela, sociedad), a tomar decisiones y adquieren una autoestima sana de ellos mismos.
A continuación, vamos a ver los diferentes criterios que debe cumplir una disciplina eficaz.
CRITERIOS DE UNA DISCIPLINA EFICAZ
- Es amable y firme a la vez, es decir, respetuosa y motivadora. Respetamos al niño y nos respetamos a nosotros mismos y al entorno.
- Ayuda a los niños a sentirse tenidos en cuenta e importantes, es decir, crea una conexión entre todos los componentes de la familia.
- Es eficaz a largo plazo, ya que el niño tarda un tiempo en acostumbrarse a la nueva actitud de sus padres.
- Enseña importantes competencias sociales y para la vida.
- Ayuda a que los niños desarrollen sus capacidades y sean conscientes de ellas.
HAY UN PROBLEMITA
Existe un pequeño problema y es que normalmente los padres y las madres no llevamos a cabo ningún método anterior al 100%, sino que vamos balanceándonos entre los dos enfoques más peligrosos continuamente.
Te pongo un ejemplo. En un momento de confusión, te parece buena idea llevarte a tu hijo de tres años a la compra semanal. Al principio genial, pero a medida que va pasando el tiempo, la paciencia de tu hijo por esperar a que elijas los mejores cereales sin azúcar, desatan al monstruo que lleva dentro. Y empieza la rabieta. Intentas calmarlo de todas las maneras pero, te sientes juzgada por las miradas ociosas de las personas que pasan por tu lado, y acabas chillándole y cogiéndole de un puñado para iros corriendo a pagar y a casa. De los sollozos de tu hijo y, otra vez, las miradas ajenas, aparecen los sentimientos de culpa y te planteas que ‘sólo tiene tres años, es normal que se canse de comprar’. Así que coges un huevo de chocolate que tanto le gusta a tu hijo en la misma caja y al salir, le secas las lágrimas y se lo das, a cambio de un sermón, el cual un niño de tres años ha parado de escucharte a la tercera palabra. Entonces, subís al coche y, como ya se ha comido el huevo, no quiere sentarse en su silla. Otra pataleta más. Vuelves a intentar negociar con él, pero no da resultado y acabas subiéndolo a la fuerza y yendo todo el camino con llantos desesperados. Etc, etc, etc.
¿Te sientes identificado? No te preocupes: uno, si estás aquí es porque quieres una crianza más respetuosa con tu hijo; y dos, todos en algún momento hemos entrado en ese bucle sin salida, porque no sabíamos qué hacer.
Ya has visto que la disciplina positiva se basa en el respeto hacia el niño, hacia ti y hacia el entorno, y no en los premios, los castigos, los chantajes, etc. ¡Quédate y aprenderás mil herramientas para llevar a cabo esta forma de crianza con tu peque! En mi blog te dejo unos cuantos posts por si quieres saber más.
¡Y hasta aquí el post de hoy! Si tienes alguna pregunta, puedes escribirme en mi perfil de Instagram. Espero que te haya servido para conocer más a fondo la Disciplina Positiva y, si te ha encantado, compártelo para que llegue a más gente.