Un tema bastante polémico dentro de la pedagogía Montessori es el efecto que produce la fantasía en la mente del niño (y en su desarrollo). Sobre todo, es en las fechas navideñas cuando nos surgen las mayores dudas, ya que a algunos padres y madres eso de chantajear a los peques a cambio de regalos nos chirría un poco. ¿Es tu caso? ¡Pues vamos allá!
DIFERENCIA ENTRE FANTASÍA E IMAGINACIÓN
Antes de introducirnos en el centro de la cuestión, es importante conocer el significado de los conceptos que vamos a tratar más adelante.
Por un lado, tenemos la FANTASÍA, la cual hace referencia a ideas, percepciones o cosas falsas de la realidad que existen sólo en la mente del que las piensa.
Y, por otro lado, se encuentra la IMAGINACIÓN, que hace referencia al proceso creativo de nivel superior que utilizamos las personas para crear representaciones percibidas por nuestros sentidos.
Bastante diferencia hay, ¿verdad? Para que nos quede más claro: la fantasía es algo que ha salido de la mente de otra persona y se transmite al niño desde fuera (la existencia de un tal Papá Noel); y la imaginación es algo que el niño crea a partir de la información que adquiere del entorno (las tradiciones navideñas).
La inteligencia y la fantasía están estrechamente relacionadas, ya que la inteligencia se desarrolla a partir de un análisis crítico de la realidad, y convivir con la fantasía tiene consecuencias como alteraciones en el desarrollo motriz y en la capacidad de concentración.
PERO, FANTASÍA… ¿NUNCA MÁS?
Como te he comentado en otro post, el niño entre los cero y los seis años se encuentra en el primer plano de desarrollo, donde su mente es de tipo absorbente. Esto significa que el niño es capaz de absorber de manera inconsciente los aprendizajes que le ofrece su ambiente a través de una gran sensibilidad, “asimilando dichas impresiones con su propia vida”.
Cuando decimos que el niño absorbe todo, quiere decir que absorbe tanto lo bueno como lo no tan bueno, por lo que es importante que seamos los adultos los responsables de ofrecer al niño un ambiente adecuado.
En esta primera etapa, el niño NO es capaz de establecer las diferencias entre la fantasía y la realidad, es decir, se creerá todo lo que ve y escucha. Por esta no capacidad del niño de pensar de manera abstracta, en un ambiente Montessori siempre se ofrece al niño la realidad, ya que, así, su mente se organizará de manera adecuada, sin confusiones.
A partir de los cinco o seis años, el niño ya ha adquirido su propia concepción del mundo que le rodea y su mente ya está preparada, por lo que es, entonces, cuando podemos ofrecer historias con fantasía que, además, les gustan mucho y pueden regalarles muchos valores.
Se relatan al niño cuentos de hadas, historias encantadoras de príncipes y princesas y se cree que todo ello desarrolla la imaginación, pero, así, el niño no hace más que recibir impresiones, no desarrolla por completo sus posibilidades de imaginación, una entre las más altas cualidades de la inteligencia.
Maria Montessori
LA FARSA NAVIDEÑA
Y, ¿cómo hacemos con la navidad entonces? Pues en resumidas cuentas, con uno de los principios fundamentales de la pedagogía montessoriana: siguiendo al niño y, por supuesto, respetándolo. Y respetar al niño significa hablarle con sinceridad sobre cualquier duda y pregunta que tenga respecto a la Navidad o a cualquier otro tema fantasioso; y aceptar si quiere o no creer en las historias de fantasía.
Ser sincero con tu peque, hará que:
- Él sea sincero contigo.
- Reflexione sobre el por qué de las cosas.
- Se fomente la confianza entre ambos.
- No se entere de la verdad por otras fuentes.
ALGUNAS IDEAS
Con todo esto, no quiero que te abrumes y tires por la ventana todos esos cuentos de tu peque o no pongas el árbol de Navidad por el resto de tu vida. Sólo te diré que en nuestra casa existe la fantasía en forma de cuentos y no nos sentimos los peores padres del mundo por ello.
Este post es para que entiendas cómo funciona la mente de tu hijo e intentemos, dentro de nuestras posibilidades, ofrecer una ambiente lo más realista posible.
La idea es buscar el punto medio entre lo que sabemos que es adecuado para nuestro hijo, lo que podemos hacer nosotros y las decisiones de nuestro peque, que juegan un papel muy importante.
No es necesario que le expliques a tu peque de entre los cero y los seis años la historia real de la Navidad, ya que su comprensión no llega tan lejos, pero sí puedes hacerle partícipe de ella haciendo planes en familia, como envolver los regalos juntos, montar el árbol, hacer galletas o ver la cabalgata de los Reyes Magos, sin decirle que ‘son de verdad, así que pórtate muy bien que te están mirando’.
Una vez cumplan los cinco o seis años de edad, ya puedes contarles el motivo que hay detrás de regalarnos en esas fechas señaladas y las diferencias entre las distintas tradiciones navideñas y, así, hacer el papel de investigadores mientras aprendemos cosas interesantes.
Como ves, no es una etapa cualquiera, es el período más importante de nuestras vidas, donde configuramos nuestra personalidad, organización mental y estructura cerebral. Por lo que espero, al menos, haberte hecho pensar un poco acerca de este polémico tema y replantearte algunas cosas a mejorar.
Lo que sí te pido de corazón es que descartes por completo los CHANTAJES en relación a la Navidad, que tu peque no decida portarse bien o mal sólo por recibir unos regalos, sino porque ha adquirido autodisciplina.
¡Y hasta aquí el post de hoy! Si tienes alguna pregunta, puedes escribirme en mi perfil de Instagram. Espero que te haya servido para conocer más a fondo cómo comenzar el Método Montessori en casa y, si te ha encantado, compártelo para que llegue a más gente.